Aparentemente pequeñas transgresiones que les hacemos a los miembros de nuestro equipo, las que podríamos disculpar porque estamos bastante ocupados y presionados, cuando son vistas objetivamente por nuestros colaboradores, son poderosos ejemplos de un pobre liderazgo, y van sumando hasta convertirse en los llamados descarriladores de los líderes… Incluso líderes experimentados pueden ser presas de este juego.
Una investigación realizada por Zenger y Folkman identificó 10 descarriladores de liderazgo, de los cuales, cada uno de los ejecutivos ineficaces identificados tenía por lo menos uno, y la mayoría tenían varios.
Esto suena como defectos obvios que cualquier gerente intentaría resolver, pero los gerentes estudiados no eran conscientes de que ellos exhibían este tipo de comportamientos, y los tenían como puntos ciegos. De hecho, quienes recibieron una calificación más negativa, se calificaron a ellos mismos sustancialmente más positivamente. Un punto ciego es aquel que los demás ven notoriamente, pero uno no se lo ve a sí mismo.
Esto quiere decir que los gerentes deben de darse un vistazo muy duro y pedir comentarios espontáneos sobre su rendimiento y liderazgo en ciertas áreas específicas. El logro de los objetivos corporativos y el buen clima organizacional pueden depender de ese vistazo, ya que los descarriladores algunas veces degenera en un asunto muy peligroso.
Así es como los gerentes que presentan descarriladores serán vistos como líderes tóxicos por sus subalternos, equipos y la organización, impactando negativamente la productividad y satisfacción organizacional. Estos gerentes que muestran descarriladores estancan involuntariamente su carrera, son degradados, despedidos o se les pide la jubilación anticipada.
Para que un gerente se desarrolle y crezca, es de vital importancia que esté dispuesto a revisar sus propios descarriladores e incompetencias, auto-observándose e identificando algunas zonas y puntos ciegos en los que podría mejorar tanto su estilo como su imagen, como gerente y como líder.
Reflexión:
“Liderazgo pobre en tiempos de bonanza se puede ocultar,
pero falta de liderazgo en tiempos difíciles
es una receta para el desastre”
– Joe Folkman
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