El Líder del siglo XXI ¿Se nace o se hace?

Hoy sabemos que el liderazgo es una conducta aprendida y existen cientos de tratados que confirman esta incuestionable habilidad del ser humano.

Sin embargo la sociedad contemporánea está siendo modelada por una cultura errada de seguidores siguiendo a seguidores, que carece de la inspiración necesaria para que la gente haga que las cosas sucedan. Gente sin criterio propio ni sentido empresarial.

Muchos asumen que son líderes solo por el hecho de ser jefes, y no han notado que a un jefe se le asigna autoridad, mientras que un líder se gana la autoridad.

El verdadero líder es aquel que estimula a la gente a hacer cosas que normalmente no harían, el que logra que gente ordinaria haga cosas extraordinarias. Sin embargo no estamos buscando una sociedad de seguidores siguiendo a líderes. Queremos desarrollar una sociedad formada por líderes siguiendo a líderes, gente con criterio propio, con una razón para vivir, con visión de futuro y con ganas de dejar un legado. No gente que quiere aparentar lo que no es.

Es por eso que el líder del siglo XXI más que liderar a otros primero debe liderarse a sí mismo, donde la persona ejerce el incuestionable derecho propio de activar el poder de uno, ese inmenso poder de decidir y actuar, la voluntad férrea de ser lo que se quiere ser.

El Reto del Líder del Siglo XXI

Cuando M. DePree afirmó que “las señales de líderes sobresalientes son encontrados entre sus seguidores”, se refería a que los verdaderos líderes ayudan a sus seguidores a alcanzar las metas, preparan el camino. Son líderes que trabajan en su crecimiento personal, desarrollan a otros líderes, transforman la cultura organizacional y logran resultados. Tienen el poder de ser exitosos ayudando a otros a triunfar. El resultado son organizaciones que están lejos de tener seguidores siguiendo a seguidores, ni seguidores siguiendo a líderes, más bien desarrollan líderes que siguen a líderes.

El tipo de líder que se requiere que sean los gerentes del siglo XXI es mas de disposición que de posición. No se trata de aparentar lo que no se es, sino más bien, de lograr que la percepción que tienen de él los colaboradores y clientes, sea afín con los objetivos y la imagen de la empresa. Sus colaboradores lo siguen  por  lo  que  es y  por  lo que representa, no  por lo que él cree que es o tiene, en especial si es arrogante. Nadie va a hacer lo que el líder diga o haga, hacen lo que el líder sea.

De ahí que todo gerente debe preguntarse: ¿Entonces quién soy? ¿Seré una persona que deja atrás el orgullo y las apariencias? ¿Trabajo en mis habilidades para liderar o creo que soy líder porque me lo asignaron? ¿Pienso en oportunidades y no en límites? ¿Aprendo de los demás? ¿Cuido que mi imagen esté alineada con la marca de la empresa?

Para un gerente convertirse en líder sobresaliente es una tarea difícil, significa aprender a usar el poder en beneficio de todos, es un largo proceso en el que va adquiriendo la difícil capacidad de moverse por los demás, trascendiendo su propio egoísmo.

Liderando desde el Ser

La importancia de liderarse a sí mismo no puede menospreciarse en ninguna actividad, ya sea en una expedición científica hasta un proyecto empresarial, pasando por un evento deportivo o una organización sin fines de lucro. El éxito o el fracaso pueden quedar determinados por la naturaleza y calidad de sus líderes y la clase de motivación que les puedan dar a las personas que trabajan con ellos.

Lo que sucede es que a veces creen que por ostentar una posición jerárquica administrativa, ya se puede actuar como un líder, y no hay falacia más grande que esa.

El desarrollo del líder en cualquier campo, no requiere de tener cierta clase de autoridad constituida, sino de poder auto liderarse. Se le puede dar una posición a alguien, pero no se le puede conceder el liderato, este se gana. Para ser buen líder es necesario tener estatura moral y personal; esto es, no se puede liderar sin integridad personal.

Para realizar un buen trabajo se requiere de tiempo de preparación, ejecución y perfeccionamiento, así mismo si una persona desea convertirse en un buen líder, tendrá que esforzarse mucho, aprender las habilidades del líder del siglo XXI y ganar experiencia. Además, recuerde que un buen líder también es una buena persona.

Pensamiento:

“Los gerentes son contratados por sus habilidades técnicas y luego son despedidos por su falta de habilidades de liderazgo”

  – Gilbert Aubert