La Fábula de la Suerte

Por Autor desconocido

El otro día caminando por la calle me llamó la atención una larga fila de más de 200 personas frente a una parada de autobús. Le pregunté a una señora a que autobús correspondía esa parada: “El BUS de la Suerte”, respondió. Miré el cartel y efectivamente decía “Suerte”.

Le pregunté a un señor en la fila cuánto hacía que estaba esperándolo y dijo: “alrededor de 20 años”. Pregunté incluso a uno de los primeros quien, ante la misma pregunta, respondió “cerca de 40 años”.

Cada vez más sorprendido y a la vez interesado por saber más, pregunté si lo habían visto alguna vez y la respuesta fue “si, lo vimos”, y hasta vieron como en alguna oportunidad había levantado pasajeros.

Otros habían estado a punto de subir, pero las puertas se habían cerrado demasiado pronto.
No creí jamás que esto fuera posible. Había oído hablar de la suerte cientos de veces, pero ¿que existiera un colectivo de la suerte? Me propuse seguir conociendo a estas personas que tenían tanta fe en él.

Algunos tenían cintas de colores o ropa extraña con raros accesorios y al preguntarles sobre esto, respondían que eran objetos para la buena suerte. Lo hacían desde largo tiempo atrás y esperaban que eso los ayudara a conseguir que el colectivo de la suerte parara ante ellos.

También vi algo extraño, encontré a algunas personas que ni siquiera sabían que pasaba, pero como todos estaban ahí, sentían temor de quedar en ridículo preguntando porque estaban allí.

Al alzar la vista vi que del otro lado de la calle había otra parada similar a ésta, pero vacía. Realmente me llamó la atención y fui a ver que decía en ella. Al cruzar sentí el clima diferente, como si fuera otro aire, más fresco, más dinámico.
La parada llevaba el mismo nombre “Suerte”. Me quedé algo confundido pues era la misma parada y allí nadie se detenía a esperar. Todo el mundo estaba haciendo algo. La gente de este lado de la vereda caminaba todo el tiempo, y me llamó la atención pues llevaban en sus manos carpetas con títulos como Planes, Metas, Objetivos, Perseverancia, Actitud, Dedicación, Seguir Adelante, Disciplina y otros nombres así.
Pero el ruido ensordecedor de un motor me hizo girar sobre mí y vi cómo se acercaba un autobús. En la parada de enfrente se oían gritos de alegría y emoción, entonces comprendí que se acercaba el “Autobús de la Suerte”. Iba a presenciar algo que jamás había visto. Era realmente emocionante ver a tanta gente excitada, eufórica agitando los brazos como dando señales que ahí era el lugar donde tenía que parar.
El autobús se acercaba y tocando bocina zigzagueaba el camino aminorando su marcha. Me di la vuelta observando la parada de la “Suerte” y extrañado vi que estaba vacía, nadie se detenía.

Cuando estaba a menos de una cuadra imprevistamente se detuvo, abrió sus puertas como invitando a alguien a subir, pero claro allí no había nadie esperando. La gente que aguardaba en la otra parada guardó silencio confundida. El autobús sonó un silbato y sus puertas comenzaron a cerrarse. De pronto una joven que caminaba de este lado de la vereda corrió unos metros rápidamente y pegó un gran salto alcanzando a subir antes que las puertas se terminaran de cerrar. “Alguien había subido”.

Lo vi acercarse a cada vez a mayor velocidad y arriba del parabrisas tenía su cartel “Suerte”. Pero al costado derecho había un cartel de recorrido que decía “Oportunidad”.
Pasó delante nuestro sin detenerse y un viejito que observaba a mi lado dijo: “Todos los días veo como el conductor del Autobús de la Suerte ríe mientras elige en que cuadra abrirá sus puertas.

Se escuchaba un murmullo de las personas que esperaban en la vereda de enfrente y algunos gritos de frustración.

Seguí observando el autobús y cuando se alejaba alcancé a leer algunas palabras en la luneta: “La oportunidad se da por suerte, por accidente. El estar preparado y actuar no es accidental”.

Reflexion

Hay personas que ponen su futuro en manos de la suerte. Como decía Luis Pasteur, “La suerte favorece a las mentes preparadas”, esto es, a las personas que andan en busca de oportunidades, que tienen una expectativa positiva, que tienen una visión del futuro, que saben que son dueños de su vida y arquitectos de su propio destino. Recuerde que el hombre de buena suerte va en busca de las oportunidades. Abramos nuestra mente y nuestro corazón y vayamos en busca de oportunidades, que las oportunidades nos están esperando.